English:
Chefchaouen, the blue African pearl.
Hello everybody and welcome back to my blog!
After so long mentioning that I was in Morocco last April, I think it was about time I published one of the posts about that wonderful country.
I had always felt fascinated by Morocco - its culture, its architecture, the desert, the decoration, fabrics, jewellery and everything you can buy there, etc. and I couldn't wait to go. However, between one thing and the other, it was only this year when I finally managed to go.
Because of everything that had happened back home the previous year and a half, I decided that my mum needed a break from all the stress she had been through and I thought taking her with me would be one of the most perfect Christmas gifts I could ever give her. That's why, for Christmas, I gifted her - among other things - with an envelope containing a flight ticket and a reservation ticket to all the hotels where we were going to stay there.
The plan was simple: some days in Chefchaouen, known as "the blue pearl" because of its peculiar colour; one in Tetouan and two in Tangier. And that's what we did - only we just spent one day in Tangier due to time restrictions.
Our first stop (after the airport in Tangier) was Chefchaouen. Now, the cheapest way to travel from one place to the other is by bus, but since I wanted my mum to travel comfortably, I decided to get a taxi and we went there by taxi (it cost around 60 euros and lasted around two hours and a half). The journey was peaceful and there wasn't much traffic and I've got to admit that the roads were in very good conditions - I had expected them to be like they are in India, but there are nothing like that.
As we were approaching Chefchaouen, its blue colour welcomed us... The houses are all spread around a mountain and you can see their blue shadows everywhere. Fifty shades of blue, that's what Chefchaouen is. Shops, restaurants, hotels, houses... It doesn't matter what it is, but it will certainly have one or several shades of blue. And that's precisely what makes Chefchaouen so magical, so pretty, so unforgettable.
The hotel where we stayed is called Dar Elrio and it's as magical as the city where it is found. The staff and the hotel owner are the most charming human beings on this planet - they are very friendly, helpful, welcoming, kind, warm-hearted and generous. The rooms are very beautiful, decorated in a true Moroccan style; and the view from its rooftop terrace is spectacular.
The heart of Chefchaouen is the square Outa el Hammam, where you can find some of the best restaurants in town. Wandering around the streets of Chefchaouen and having a cup of Moroccan green tea with mint on the square are mandatory if you are lucky enough to ever visit this wonderful place. The feeling you get when getting lost in its narrow streets, shopping earrings, bracelets and spices like a crazy person is undescribable and it's a hugely advisable experience to live.
If you're looking for a place where you can get a nice, hand-made scarf, you should stop by a store located right in the centre of Outa el Hammam (you can see a picture of it down below). Its owner, who makes the scarves right in front of you, is hilarious and very kind, too. He started dressing my mum and I as true Moroccan women and it was really funny. Also, if you're looking for some nice jewellery, go to a shop called El Rincón de Said, whose owner is also a very charming man who will give you the best price.
Since I came back home, I am only thinking about travelling back to Morocco and I so hope you get the chance to travel there one day... In the meantime, I hope you enjoy the lovely pictures I took!
Have the best of days, my friends!
Spanish / Castellano:
Chefchaouen, la perla azul de África.
¡Hola a todos y todas y bienvenidos/as de nuevo a mi blog!
Después de tanto tiempo diciendo que había estado en Marruecos en abril de este año, creo que ya iba siendo hora de publicar alguno de los posts sobre este magnífico país.
Marruecos es un país que siempre me había fascinado - su cultura, su arquitectura, el desierto, la decoración, las telas, joyas y todo lo que se puede comprar ahí, etc. y no podía esperar más para ir. Sin embargo, entre una cosa y la otra, no fue hasta este año cuando finalmente pude ir.
A causa de todo lo que había pasado en casa durante el año y medio anterior, decidí que mi madre necesitaba un descanso de todo el estrés por el que había pasado durante dicho periodo de tiempo y pensé que llevármela conmigo a este viaje sería una de los mejores regalos de Navidad que le podía hacer. Así pues, en Navidad, le regalé (entre otras cosas) un sobre que contenía un billete de avión y las reservas a todos los hoteles donde estaríamos en Marruecos.
El plan era simple: algunos días en Chefchaouen, ciudad conocida como "la perla azul" por ese color tan peculiar; un día en Tetuán y dos más en Tánger. Y eso fue lo que hicimos, sólo que estuvimos un día en Tánger por cuestiones de tiempo.
Nuestra primera parada (después del aeropuerto de Tánger) fue Chefchaouen. La forma más económica de viajar de un sitio a otro es en autobús, pero como yo quería que mi madre viajara lo más cómodamente posible, decidí que la mejor opción era coger un taxi y que nos llevara allí. Y eso hicimos, por unos 60 euros. El viaje hacia allí fue muy tranquilo, no había mucho tráfico y tengo que admitir que encontré que las carreteras están en buen estado... Me pensaba que serían parecidas a las de la India, pero nada más lejos de la realidad.
Así como nos íbamos acercando a Chefchaouen, su color azul nos iba dando la bienvenida. Sus casas están todas esparcidas por una montaña y se pueden ver sus sombras azules por todos lados. Cincuenta sombras de azul, eso es lo que es Chefchaouen. Tiendas, restaurantes, hoteles, casas... No importa lo que sea, pero seguro que tendrá una o varias tonalidades de azul. Y eso es precisamente lo que hace que Chefchaouen sea una ciudad tan mágica, tan bonita, tan inolvidable.
El hotel donde nos hospedamos se llama Dar Elrio y es tan mágico como la ciudad donde se encuentra. El personal del hotel y su propietario son los seres humanos más encantadores de este planeta: simpáticos, serviciales, amables, bondadosos y generosos. Las habitaciones son muy bonitas, decoradas en un estilo marroquí auténtico; y las vistas desde la terraza que tiene en la azotea son espectaculares.
El corazón de Chefchaouen es la plaza Uta el Hammam, donde podréis encontrar algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. Pasearse por las callejuelas de Chefchaouen y tomarse una taza de té verde con menta en la plaza es obligatorio si tenéis la suerte de visitar esta estupenda ciudad algún día. El sentimiento que provoca caminar por sus calles estrechas, comprando pendientes, pulseras y especias como una persona loca es indescriptible y es una experiencia muy recomendable.
Si estás buscando un lugar donde comprar un pañuelo bonito y hecho a mano, tenéis que pararos en una tienda ubicada en el centro de la plaza Uta el Hammam (podréis ver una foto más abajo). Su dueño, quién hace los pañuelos allí mismo, es superdivertido y también muy amable. Empezó a vestirnos a mi madre y a mí como si fuéramos auténticas mujeres marroquíes y fue muy divertido. Del mismo modo, si lo que buscáis es bisutería, tenéis que ir a una tienda llamada El Rincón de Said, cuyo dueño es encantador y os dará el mejor precio.
Desde el momento en que volvimos, solamente pienso en el momento en que podré volver a Marruecos y espero que todos/as vosotros/as tengáis la oportunidad de viajar allí algún día. Mientras tanto, ¡espero que os gusten las fotos que hice!
¡Que tengáis un magnífico día, amigos/as!
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